Los días pasan…y con ellos una serie de eventos que no puedo pasar por alto…con el paso de las horas el otoño lentamente se adueña de cada despertar…de las noches, que se hacen más frías…y se ve el cambio de rutina de la sociedad…la calma llega antes de lo esperado…las frías mañanas obligan a buscar en aquel recóndito lugar la forma de abrigar nuestros cuerpos…pero el umbral de la desnudez es cada vez más sensible al ojo humano…la realidad es más dura y más real…la mirada ya es más sincera…y las cosas duelen más que ayer, y las sorpresas me alegran más que en antaño. Y las penas duran más…el enojo desaparece por completo…las horas inclementes pasan más raudas…y el control ya desapareció por completo. Soy parte del mundo, y mi mundo comienza a tener muchísimos matices, casi todos nuevos, y otros de adahora que se hacen presente de manera latente…la soledad me ha llevado por parajes desconocidos y el sino me ha puesto prueba, y a los que están a mi alrededor también…es inconciente…pero esta tarde, en que la noche es parte de este día, en que las horas pasan, en que la ciudad está absolutamente tranquila, mi corazón, mi mente y mi cuerpo no dejan de pensar, ni mucho de sentir y soñar…a veces la sonrisa desaparece, pero al mirar mi preciosa estrella recuerdo que no puedo dejar de brillar…que en mi interior hay una energía que se esconde del mundo…estar así de desnuda es quedar en extremo vulnerable a la realidad y a miradas ajenas…ojos para los cuales soy invisible, y ojos dulces en los que hace unos días me detuve…y despierto del sueño en el que vivo para caer en la mitad del camino y darme cuenta de lo libre que soy cuando lo recorro, que el cansancio es cosa de segundos, que mi mente está tomando el poder cuando avanzo al ritmo de la música…y que el aliento lo recupero cada vez más rápido…que mi lado deportista estuvo oculto por años, y que ahora ya no quiere ser parte del recuerdo…que no importan las temperaturas, que la libertad de esos minutos y que la mente en blanco es un regalo que no puedo pasar por alto…
La utopía de ir por más es parte de la rutina…que sin pedir algo, los regalos llegan…y estar a metros de ellos me hacen pensar en nada…que la jornada de trabajo queda atrás, que el cansancio de la clase se olvida…esos sonidos, esas mezclas, las luces que cruzan el lugar, su presencia que llena el entorno, el ritmo es igual al de mi corazón…por instantes la calma se apodera del lugar, y por otros la euforia se mezcla con el éxtasis de la vida…como no amar la vida, pero es tan fácil odiar un día, y la línea que hay entre la tranquilidad y la congoja son sorprendentemente tenues…que la sonrisa puede estar y no estar, pero a la vez se esfuma…que la melancolía es parte de la cotidianeidad, pero ello no quita la sensación de que mi vida tiene aspectos incompletos…la eterna dicotomía entre lo que soy, lo que siento, lo que me pasa y lo que demuestro…
El rostro tiene infinitos matices, y una mirada puede reflejar más de lo que quisiera…
Un suspiro es un suspiro…
Un abrazo es sólo eso…
Y hay mañanas en las que algo me falta, y hay días en que la plenitud es completa…la perenne ambivalencia y extraña certeza de vivir entre este mundo y el otro…la mirada perdida en el infinito…la mirada melancólica…la sonrisa transparente…
El caminar sin mirar…
Soñar con lo imposible…sonreír porque es inevitable no re-encantarme con cada detalle…y la quimera de lo irreal es lo más verdadero que puedo soñar…
viernes, mayo 02, 2008
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