Han pasado apenas dos días desde que dejé el 301…y ha sido inevitable recordar las cientos de historias que ahí se albergan…muchas de ellas son parte de un pasado que es mejor no recordar, pero hay otras que basta con cerrar mis ojos un segundo y la sonrisa mágicamente aparece…no puedo dejar de recordar a todos los que pasaron por ese depto, que en muchas ocasiones parecía un albergue juvenil…recuerdo que el que se sentía sólo, el que tenía problemas, el que no tenía donde llegar, llegaba al 301. Era sorprendente la energía que tenía ese lugar…era feo, viejo, desordenado…sin cortinas, pero eso daba lo mismo, siempre había gente, siempre volvían. Como dejar en el tintero a los que vivieron…como no recordar a aquellos que llegaron cargados con más de una ilusión en sus bolsillos y se fueron con las manos vacías…como olvidar las veces que me refugié en sus rincones, con mi corazón en la mano…como olvidar los amaneceres maravillosos y las noches de soledad inmensa…palabras…suspiros…promesas….besos…sonrisas….miradas cómplices…aventuras…desventuras….traiciones….mentiras…esas paredes guardan tesoros invaluables entre sus rincones.
Recuerdo que cuando arrendé el 301 estaba en mi último año de carrera, año complejo, pesado…lleno de tristezas, pero más completo en crecimiento y sueños…ahí pasé el verano pasado trabajando en mi tesis…todas las putas tardes…cuantas páginas de libros se perdieron…cuantas ideas dieron vuelta en ese comedor…cuanta creatividad nació entre sus paredes…cuanto cansancio…sueños, fracasos…momentos de inspiración, que concluyeron con una tesis y media. Tesis hermosa…exitosa…y el verano pasó….y con el apareció la lluvia de decepciones, pero en cada amanecer me sorprendía con un descubrimiento…cada día me llenaba de alegría el saber que la vida me llenaba de regalos hermosos…cuantas lágrimas derramadas…cuanta amargura…y los meses pasaban y las etapas lentamente cumplían su ciclo…logré mi grado académico.
Envuelta en una vorágine de emociones, me perdí en una de ellas…me perdí entre la ternura y pasión….me perdí en la soledad…me perdí solo porque así lo quise…y el viernes, fue extraño verte vacío, con sus paredes pulcras…el silencio dejó de ser silencio, y las risas…los besos…la ternura…las palabras, esos secretos cómplices se apoderaron del lugar…y mi corazón se apretó…me embargó la emoción…y cerré mis ojos y con ello guardé los secretos del 301…
lunes, febrero 11, 2008
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